La madre de Karen,
Karina Lezcano, fue quien descubrió el ataque el viernes por la mañana. Al
llegar al lugar, notó que la puerta había sido forzada. “Rompieron la puerta
nueva e ingresaron hasta el ataúd. Se llevaron todos los recuerdos que tenía
ahí: diarios íntimos, fotografías y peluches que la acompañaban desde que
trasladamos su cuerpo”, relató entre lágrimas.
No se trata del primer
episodio de este tipo. Lezcano recordó que el panteón de su hija ya fue blanco
de robos y daños en otras ocasiones. “Es como volver a sufrir todo lo que nos
tocó atravesar en México. No hay respeto ni piedad”, lamentó. Y lanzó un pedido
de empatía a los autores del hecho: “Si entraron al cementerio, es porque
también tienen a algún ser querido allí. No creo que quisieran que les hicieran
algo similar”.
Desde la administración
del cementerio expresaron su solidaridad con la familia Grodziñski y aseguraron
que ya están trabajando para reparar los daños. Admitieron que los hechos de
vandalismo no son nuevos, pero que bajo la actual gestión se están
implementando nuevas medidas de seguridad. “Queremos brindar tranquilidad y
respuestas a las familias”, afirmaron.
Aunque las autoridades
locales prometen acciones, para Karina Lezcano lo perdido es irremplazable:
“Son objetos cargados de memoria y amor. Lo material puede reponerse, pero el
valor sentimental es imposible de restituir”, concluyó, visiblemente afectada
por una situación que reabre heridas y pone en foco la inseguridad en los
cementerios.